¡Que estrecha es la puerta y que angosto el camino que conduce a la vida, y que pocos son los que lo encuentran!
ANTIFONA DE ENTRADA (Sal 27, 8-9)
Firmeza es el Señor para su pueblo, defensa y salvación para sus fieles. Sálvanos, Señor, vela sobre nosotros y guíanos siempre.
ORACIÓN COLECTA
Padre misericordioso, que nunca dejas de tu mano a quienes has hecho arraigar en tu amistad, concédenos vivir siempre movidos por tu amor y un filial temor de ofenderte. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Protegeré esta ciudad y la salvaré, por ser yo quien soy y por David, mi siervo.
Del segundo libro de los Reyes: 19, 9-11. 14-21. 31-35. 36
En aquellos días, Senaquerib, rey de Asiria, envió mensajeros para decir a Ezequías: "Díganle esto a Ezequías, rey de Judá: 'Que no te engañe tu Dios, en el que confías, pensando que no será entregada Jerusalén en manos del rey de Asiria. Sabes bien que los reyes de Asiria han exterminado a todos los países, y crees que sólo tú vas a librar de mí?'". Ezequías tomó la carta de manos de los mensajeros y la leyó. Luego se fue al templo, y desenrollando la carta delante del Señor, hizo esta oración:

 
"Señor, Dios de Israel, que estas sobre los querubines, tú eres el único Dios de todas las naciones del mundo, tú has hecho los cielos y la tierra. Acerca, Señor, tus oídos y escucha; abre, Señor, tus ojos y mira. Oye las palabras con que Senaquerib te ha insultado a ti, Dios vivo. Es cierto, Señor, que los reyes de Asiria han exterminado a todas las naciones y han entregado sus dioses al fuego, porque esos no son dioses, sino objetos de madera y de piedra, hechos por hombres, y por eso han sido aniquilados. Pero tú, Señor, Dios nuestro, sálvanos de su mano para que sepan todas las naciones que solo tú, Señor, eres Dios".
 
Entonces el profeta Isaías, hijo de Amós, mandó decir a Ezequías: "Esto dice el Señor, Dios de Israel: 'He escuchado tu oración '. Ésta es la palabra que el Señor pronuncia contra Senaquerib, rey de Asiria: 'Te desprecia y se burla de ti la doncella, la ciudad de Sion; a tus espaldas se ríe de ti la ciudad de Jerusalén.
 
De Jerusalén saldrá un pequeño grupo y del monte Sión unos sobrevivientes. El celo del Señor de los ejércitos lo cumplirá'.
 
Por eso, esto dice el Señor contra el rey de Asiria: 'No entrará en esta ciudad. No lanzará sus flechas contra ella. No se le acercará con escudos ni levantará terraplenes frente a ella. Por el camino por donde vino se volverá. No entrará en esta ciudad'. Lo dice el Señor. 'La protegeré y la salvaré por ser yo quien soy y por David, mi siervo'".
 
Aquella misma noche salió el ángel del Señor e hirió a ciento ochenta y cinco mil hombres en el campamento asirio. Por la mañana, al contemplar los cadáveres, Senaquerib, rey de Asiria, levantó su campamento y regreso a Nínive.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.