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Del salmo 33
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.
Los ojos del Señor cuidan al justo, y a su clamor están atentos sus oídos. Contra el malvado, en cambio, está el Señor, para borrar de la tierra su recuerdo. R/.
Escucha el Señor al hombre justo y lo libra de todas sus congojas. El Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas abatidas. R/.
Muchas tribulaciones pasa el justo, pero de todas ellas Dios lo libra. Por los huesos del justo vela Dios, sin dejar que ninguno se le quiebre. Salva el Señor la vida de sus siervos; no morirán quienes en Él esperan. R/.
SEGUNDA LECTURA
Éste es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 5, 21-32
Hermanos: Respétense unos a otros, por reverencia a Cristo: que las mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, que es su cuerpo. Por lo tanto, así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también las mujeres sean dóciles a sus maridos en todo.
Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola con el agua y la palabra, pues Él quería presentársela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e inmaculada.
Así los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie jamás ha odiado a su propio cuerpo, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. Éste es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN (Cfr. un 6, 63. 68 )
R/. Aleluya, aleluya.
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. R/.
Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Del santo Evangelio según san Juan: 6, 55. 60-69
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida". Al oír sus palabras, muchos discípulos de Jesús dijeron: "Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?".
Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen". (En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede".
Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con Él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También ustedes quieren dejarme?". Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Con confianza, presentemos ahora nuestras oraciones al Padre que nos ama. Después de cada petición diremos: Escúchanos, Señor.
Para que la Iglesia de todo el mundo, edificada sobre la fe de los apóstoles, dé testimonio de Jesús, el Hijo de Dios vivo. Oremos.
Para que los cristianos, en medio de una sociedad plural y llena de propuestas diversas, seamos capaces de vivir nuestra fe en Dios y en Jesucristo con firmeza y convicción. Oremos.
Para que en todos los matrimonios las relaciones entre los esposos se basen siempre en el amor y el respeto. Oremos.
Para que haya personas que se ocupen de los enfermos que no tienen a nadie que los visite. Oremos.
Para que todos nosotros hagamos de esta celebración un encuentro real y profundo con el Señor. Oremos.
Escucha, Padre, las oraciones que te hemos presentado con fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que por medio de un sacrificio único, el de Cristo en la Cruz, nos has adoptado como hijos tuyos, concede siempre a tu Iglesia el don de la unidad y de la paz Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 6. 54)
El que come mi carne y bebe mi sangre, dice el Señor, tiene ya vida eterna y yo lo resucitaré en el último día.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Completa, Señor, en nosotros la obra redentora de tu amor y danos la fortaleza y generosidad necesarias para que podamos cumplir en todo tu santa voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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