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Del salmo 79
R/. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.
Escúchanos, pastor de Israel; tú que estás rodeado de querubines, manifiéstate; despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.
Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tú viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste. R/.
Que tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que has fortalecido. Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder. R/.
Aquí estoy, Dios mío, para hacer tu voluntad.
Hermanos: Al entrar al mundo, Cristo dijo, conforme al salmo: No quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije —porque a mí se refiere la Escritura—: Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad".
Comienza por decir: No quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado —siendo así que eso es lo que pedía la ley—; y luego añade: "Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad".
Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN (Lc 1, 38 )
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho. R/.
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme?
Del santo Evangelio según san Lucas: 1, 39-45
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Cuando nos acercamos ya a la fiesta del nacimiento de aquel que viene a mostrarnos la bondad de Dios y su amor a toda la humanidad, oremos.
Después de cada petición diremos:
Ven, Señor Jesús, y aumenta nuestra fe.
Para que la Iglesia entera, todos los cristianos, vivamos con mucha fe la espera del nacimiento de Jesús. Oremos.
Para que los gobernantes de todos los países busquen sinceramente la paz y la concordia entre todos los pueblos de la tierra. Oremos.
Para que todas las madres que están esperando un hijo puedan vivir este momento tan importante con mucha alegría y confianza en el futuro. Oremos.
Para que los que llegan para estas fiestas marcados por la pobreza y las dificultades de la crisis económica, encuentren las ayudas que necesitan para poder seguir adelante. Oremos.
Para que todos nosotros sepamos encontrar en estos días momentos de silencio y de oración, para vivir de verdad en nuestros corazones la venida del Hijo de Dios. Oremos.
Escúchanos, Señor Jesús, y ven a salvamos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que el mismo Espíritu que cubrió con su sombra y fecundó con su poder el seno de la Virgen María, santifique, Señor, estas ofrendas que hemos depositado sobre tu altar. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio II/A o II/ B de Adviento.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Is 7, 14)
He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Tú, que nos has dado en este sacramento la prenda de nuestra salvación, concédenos, Padre todopoderoso, prepararnos cada día con mayor fervor para celebrar dignamente el nacimiento de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
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