Muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.
ANTÍFONA DE ENTRADA
Francisco, el hombre de Dios, dejó su casa, abandonó su herencia y se hizo pobre y desvalido; pero el Señor se hizo cargo de él.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que otorgaste a san Francisco de Asís la gracia de asemejarse a Cristo por la humildad y la pobreza, concédenos caminar tras sus huellas para que podamos seguir a tu Hijo y entregarnos a ti con alegre caridad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Ahora te han visto ya mis ojos, por eso me retracto.
Del libro de Job: 42, 1-3. 5-6. 12-16
Job le dijo al Señor: "Reconozco que lo puedes todo y que ninguna cosa es imposible para ti. Era yo el que con palabras insensatas empañaba la sabiduría de tus designios; he hablado de grandezas que no puedo comprender y de maravillas que superan mi inteligencia. Yo te conocía sólo de oídas, pero ahora te han visto ya mis ojos; por eso me retracto de mis palabras y me arrepiento, echándome polvo y ceniza".

 
El Señor bendijo a Job al final de su vida más que al principio: llegó a poseer catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil burras.
 
Tuvo siete hijos y tres hijas; la primera se llamaba Paloma, la segunda Canela y la tercera Azabache. No había en todo el país mujeres más bellas que las hijas de Job. Su padre les asignó una parte de la herencia, al igual que a sus hermanos. Y Job vivió hasta los ciento cuarenta años y vio a sus hijos, a sus nietos y a sus bisnietos. Murió anciano y colmado de años.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.