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Del salmo 97
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. R/.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel. R/.
Alégrese el mar y el mundo submarino, el orbe y todos los que en él habitan. Que los ríos estallen en aplausos y las montañas salten de alegría. R/.
Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones. R/.
ACLAMACIÓN (Ap 2, 10)
R/. Aleluya, aleluya.
Sé fiel hasta la muerte y te daré como premio la vida, dice el Señor. R/.
Todos los odiarán a ustedes por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá.
Del santo Evangelio según san Lucas: 21, 12-19
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales ya a cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Con esto ustedes darán testimonio de mí.
Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes.
Los traicionarán hasta sus propios padres, hermanos, parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Tú que con la muerte de tu Hijo venciste nuestra muerte, concédenos, Señor, por los méritos de este sacramento, ser obedientes a tu voluntad hasta el fin, para que, llenos de confianza y de paz salgamos de este mundo y podamos participar de la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Rm 14. 7-8 )
Nadie vive para sí mismo, como nadie muere para sí mismo; ya sea que vivamos o que hayamos muerto, somos siempre del Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Tú, Señor, que en este sacramento nos has dado la prenda de la vida inmortal, ayúdanos a vencer en la hora de la muerte las insidias del enemigo y recíbenos en la gloria eterna de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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