Jeremías 31
R/. El Señor será nuestro pastor.
Escuchen, pueblos, la palabra del Señor, y anúncienla aun en las islas más remotas: "El que dispersó a Israel lo reunirá, y lo cuidará como el pastor a su rebaño". R/.
Porque el Señor redimió a Jacob y lo rescató de las manos del poderoso. Ellos vendrán para aclamarlo al monte Sión y vendrán a gozar de los bienes del Señor. R/.
Entonces se alegrarán las jóvenes, danzando; se sentirán felices jóvenes y viejos, porque yo convertiré su tristeza en alegría, los llenaré de gozo y aliviaré sus penas. R/.
ACLAMACIÓN (Lc 7, 16)
R/. Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. R/.
Mujer, ¡qué grande es tu fe!
En aquel tiempo, Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar: "Señor, hijo de David, ten compasión de mí. Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio". Jesús no le contestó una sola palabra; pero los discípulos se acercaron y le rogaban: "Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros". Él les contestó: "Yo no he sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel".
Ella se acercó entonces a Jesús y, postrada ante Él, le dijo: "¡Señor, ayúdame!". Él le respondió: "No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos". Pero ella replicó: "Es cierto, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos". Entonces Jesús le respondió: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas". Y en aquel mismo instante quedó curada su hija.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, el sacrificio que vamos a ofrecerte y, por intercesión de santo Domingo, concédenos dar a conocer nuestra fe con nuestra conducta diaria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 33, 9)
Prueben y vean qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se acoge a Él.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que el sacramento que hemos recibido en esta festividad aumente, Señor, en nosotros el amor por tu Iglesia, a cuyo servicio consagró su vida y su predicación santo Domingo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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